Cuando golpeas, tu golpeas siempre desde tu mismo dolor.
El dolor mismo del golpe cuando tu golpeas produce siempre que la mano se rompe, y genera violencia.
Tu golpeas y no dejas que sea el otro quien deje de ser golpeado por si mismo a traves de ti.
Si llegas a este elevado sentido, comprendes que cada uno en esta vida, al igual que la lucha, se lleva los golpes que ansia.
Toda intencion genera una accion.
Esta accion es generada desde la intencionalidad muestra siempre un momento donde los ojos se cierran.
Es la antesala de una duda.
Es la intencion de querer prevalecer.
Es la perdida del centro.
De ese centro que es equilibrio.
De ese equilibrio que es conciencia.
De esa conciencia que es vacuidad.
Esto sucede en todos los gestos donde hay que percutir sobre algo y la tension y la intencion arruina el acto y produce el fallo.
Simplemente te desequilibras y cargas todo, dejando en el regreso del acto un vacio y en el lanzamiento del mismo, una antelacion de la mente, por una desconfianza en tu propia potencia.
En la mayoria de los actos esto sucede porque el acto en si, no se produce desde la totalidad unificada del cuerpo y el acto en si, encierra mas duda que potencia.
No se produce desde el vientre y no es una trascendencia del sonido interior que rompe sus defensas, pues, si fuera asi, ni mil barreras serian suficientes.
En el momento de golpear hay dos ideas centrales.
La primera es que el daño del golpe no depende de la fuerza del mismo sino del punto en el que se ubique.
La segunda es que tu mente tiene que llevar el chi al interior de tu oponente para romperle.
Si esto no es asi, lo unico que estamos haciendo es ir montando broncas alla donde vayamos.
Hacer ese acopio de la via espiritual dentro de la lucha es para aumentar su potencia, de tal forma que slo sea una honda dentro de un lago en calma sin que se perturbe su circunstancia.
La unica virtud de este tipo de planteamiento pasa por su eficacia enconseguir la cesacion de confrontaciones.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen.
domingo, 13 de julio de 2008
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